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Mostrando entradas de septiembre, 2025

El poder - Sergio Ramírez

No hay poder duradero sobre la tierra. Todo pasa, todo se borra. Pero en esto no me refiero al poder de don Fulgencio que sí era un poder duradero e imborrable. Un poder palpable a la simple vista. En el pueblo nadie lo puso en duda nunca y por supuesto, porque no había razón para creer lo contrario: un amigo que cayera preso salía al día siguiente sin pagar carcelaje; un asunto de permisos o exenciones de impuestos del plan de arbitrios; una carta de recomendación para ser maestro rural. Todo esto era resuelto con diligencia por don Fulgencio, siete años seguidos Juez Local y Líder del Partido, conocedor pulgada a pulgada del terreno que pisaba, de los rostros de los amigos, de la edad de los hijos de los amigos hábiles para inscribirse y votar, de sus debilidades y pequeñas necesidades, de sus entusiasmos y padrino de muchos hijos de correligionarios. El Juez Local despachaba en la Casa del Cabildo frente a la plaza desierta. La Casa del Cabildo era la principal edificación del puebl...

Incendiario - Joaquín Díaz Garcés

Don Serafín Espinosa tenía su tiendecita de trapos en la calle de San Diego, centro del pequeño comercio, que, ya que no puede tentar por el lujo de sus instalaciones ni por el surtido de la mercadería, atrae por la baratura inverosímil de sus artículos. Se llamaba la tienda «La bola de oro», y mostraba en el pequeño escaparate tiras bordadas, calcetines de algodón, hilo en ovillos y carretillas, broches, horquillas, jabón de olor, polvos, botines, tejido al crochet y loros de trapo. Los géneros se reducían al lienzo común para ropa interior de pobre, al tocuyo tosco y amarillento, al percal barato y de colores vivos, y a una que otra variedad de velo de monja para mantos de poco precio. Don Serafín era el alma más candorosa de la tierra. Se arruinaba lentamente tras del mesón; pero sin perder su encantadora sonrisa, modales amabilísimos, su generosidad innata y su fina cortesía. Si alguna mujer le pedía la llapa, al meter la tijera en el lienzo, corría como media vara más el corte...

Los pocillos - Mario Benedetti

Los pocillos eran seis: dos rojos, dos negros, dos verdes, y además importados, irrompibles, modernos. Habían llegado como regalo de Enriqueta, en el último cumpleaños de Mariana, y desde ese día el comentario de cajón había sido que podía combinarse la taza de un color con el platillo de otro. “Negro con rojo queda fenomenal”, había sido el consejo estético de Enriqueta. Pero Mariana, en un discreto rasgo de independencia, había decidido que cada pocillo sería usado con su plato del mismo color. “El café ya está pronto. ¿Lo sirvo?”, preguntó Mariana. La voz se dirigía al marido, pero los ojos estaban fijos en el cuñado. Éste parpadeó y no dijo nada, pero José Claudio contestó: “Todavía no. Esperá un ratito. Antes quiero fumar un cigarrillo.” Ahora sí ella miró a José Claudio y pensó, por milésima vez, que aquellos ojos no parecían de ciego. La mano de José Claudio empezó a moverse, tanteando el sofá. “¿Qué buscás?”, preguntó ella. “El encendedor.” “A tu derecha.” La mano corri...

El que inventó la pólvora - Carlos Fuentes

Uno de los pocos intelectuales que aún existían en los días anteriores a la catástrofe, expresó que quizá la culpa de todo la tenía Aldous Huxley. Aquel intelectual —titular de la misma cátedra de sociología, durante el año famoso en que a la humanidad entera se le otorgó un Doctorado Honoris Causa, y clausuraron sus puertas todas las Universidades—, recordaba todavía algún ensayo de Music at Night : los snobismos de nuestra época son el de la ignorancia y el de la última moda; y gracias a éste se mantienen el progreso, la industria y las actividades civilizadas. Huxley, recordaba mi amigo, incluía la sentencia de un ingeniero norteamericano: “Quien construya un rascacielos que dure más de cuarenta años, es traidor a la industria de la construcción”. De haber tenido el tiempo necesario para reflexionar sobre la reflexión de mi amigo, acaso hubiera reído, llorado, ante su intento estéril de proseguir el complicado juego de causas y efectos, ideas que se hacen acción, acción que nutre id...