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Mostrando entradas de octubre, 2024

El cielo desnudo - Juan Villoro

A Rodolfo siempre le había gustado imaginar actos heroicos. Pero cuando llegaba a su casa sólo sentía un gran aburrimiento. Al abrir la puerta de la recámara veía lo mismo de todas las noches, como si desde mucho tiempo antes estuvieran ensayando la escena: girar la perilla y ver a Laura que dormía boca abajo, con la luz encendida. Era como entrar a una pecera. No resultaba necesario detenerse en la lámpara del buró para sentir las sombras verdes desperdigándose por las paredes.  Rodolfo estaba seguro de que Laura apenas sentía su presencia, sus movimientos cansados para para poner en orden las cosas del cuarto que según él estaban en caos absoluto. Laura también sabía que en el cuarto había un poco de desorden, pero le parecía bien y se reía mientras Rodolfo llevaba al baño una toalla traviesa que había salido de su órbita. Los astrónomos no entienden nada de nada. Al llegar a la recámara, Rodolfo sentía que se le mezclaban todas las cosas que había hecho en el día, desde los prim...

El piano blanco - Álvaro Cepeda Samudio

"Yo estaba enamorado del piano blanco. Y ella lo sabía. Lo descubrió con esa asombrosa capacidad que tienen las mujeres para descubrir cosas como ésta o como la homosexualidad en los hombres que la esconden celosamente. Tal vez porque de niño me faltó todo, y en la casa de vecindad donde viví no había siquiera un trozo de madera con qué fabricar un juguete, fue por lo que adquirí la costumbre de aferrarme a los pocos objetos que durante esos años caían por casualidad en mis manos. El osito de cristal morado que encontré una vez en una calle alegre y al que le faltaba la cabeza, ha vuelto a mi memoria muchas veces en estos días. El osito era parte de mi vida y cuando mi padre lo pisó, recuerdo perfectamente ese momento pues todavía al pensar en el osito morado siento apretárseme la garganta, esperé por muchas veces a que llegara borracho y cuando eso ocurrió lo empujé con toda mi venganza desde lo alto de la escalera. Las personas no me impresionan tanto como los objetos y aunque h...

El anillo de Sakuntala - Alejandro Casona

Hay en la India, al pie del monte Himavat, un bosque sagrado donde viven los ascetas consagrados a la meditación y a la sabiduría. Sus lagos son de agua azul, siempre inmóvil; el arroz silvestre crece allí espontáneamente junto al césped de los sacrificios, y los animales del bosque son sagrados para el cazador, de afiladas flechas, que debe entrar humilde y desarmado en el silencioso recinto. En este bosque habita la doncella Sakuntala, hija adoptiva del asceta Kanva. Ella, hermosa y delicada como un jazmín recién abierto, cuida las plantas y los animales del bosque. Con granos de arroz y dándole de beber la leche en el cuenco de su mano ha criado un cervatillo, que salta siempre alegre detrás de sus pasos. Sus amores son las flores y los árboles, que riega y mira crecer día por día; y su gran fiesta, cuando, a la llegada de la primavera, estallan en el bosque los primeros brotes. Un día, el joven rey Duchmanta, descendiente del dios de la Luna, llegó de caza al santo lugar. Venía en ...

El avión de la bella durmiente - Gabriel García Márquez

Era bella, elástica, con una piel tierna del color del pan y los ojos de almendras verdes, y tenía el cabello liso y negro y largo hasta la espalda, y una aura de antigüedad que lo mismo podía ser de Indonesia que de los Andes. Estaba vestida con un gusto sutil: chaqueta de lince, blusa de seda natural con flores muy tenues, pantalones de lino crudo y unos zapatos lineales del color de las buganvilias. "Esta es la mujer más bella que he visto en mi vida", pensé, cuando la vi pasar con sus sigilosos trancos de leona, mientras yo hacía la cola para abordar el avión de Nueva York en el aeropuerto Charles de Gaulle de París. Fue una aparición sobrenatural que existió sólo un instante y desapareció en la muchedumbre del vestíbulo. Eran las nueve de la mañana. Estaba nevando desde la noche anterior, y el tránsito era más denso que de costumbre en las calles de la ciudad, y más lento aún en la autopista, y había camiones de carga alineados a la orilla, y automóviles humeantes en la ...