Había un hombre que hacía carbón. Era muy pobre y lo hacía él solo. Primero cortaba; cuando había alcanzado a cortar cierto número de árboles, allí los juntaba. Cuando ya los había juntado, iba a buscar leña para hacer el corazón del fuego. Allá lo trabajaba activamente. Cuando lo terminaba, cuando estaba completo, luego lo tapaba con piedras. Cuando ya lo había tapado, le ponía las puntas de encino. Cuando ya estaba listo, llevaba un tercio de zacate para cubrirlo, y luego la tierra. Cuando ya terminaba de taparlo, usaba un pedazo de ocote que tenía allá para prenderlo. Lo cuidaría cuando más una semana. Cuando había terminado de arder y ya estaba hecho el carbón, luego lo sacaba. Iba a dejarlo y a venderlo. Si tenía animal, lo iba a dejar con el animal, y si no, él lo iba cargando. Había un hombre que era muy pobre. No tenía animal. Sólo cargaba lo que tenía hasta donde iba a dejarlo. Se le antojaban mucho unos pollos que se estaban cociendo. Les salía grasa, y se le antojaban. A...